lunes, 9 de junio de 2008

EFECTOS DEL AIRE SOBRE LA SALUD DE LAS PERSONAS

"Gran parte de la población mundial vive en áreas en las que los niveles de contaminación atmosférica exceden los lineamientos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) -afirma el doctor Francis Murray, de la Universidad Murdoch, de Perth (Australia)-. Más de 1.200 millones de personas pueden estar expuestas a excesivos niveles de dióxido de azufre; más de 1.400 millones expuestas a excesivos niveles de partículas en suspensión y se sabe que alrededor del 20 por ciento de la población de Europa y América del Norte esta expuesta a niveles que exceden los límites permisibles de dióxido de nitrógeno".
El que la OMS haya establecido niveles tolerables de estos contaminantes en el medio ambiente se debe a que tienen comprobadas consecuencias nocivas sobre la salud de las personas. Sin embargo, las enfermedades asociadas con la contaminación del medio ambiente no siempre son tomadas en cuenta: los problemas respiratorios, las afecciones cardiovasculares y el cáncer son los más importantes.
Los contaminantes atmosféricos no son estáticos; por el contrario, se trasladan de la mano del viento a regiones alejadas y caen sobre la superficie del planeta en forma de lluvia, contaminando el suelo, los mares, los ríos, las lagunas e incluso llegan a las napas subterráneas.
"Las emisiones de diversas sustancias, como por ejemplo el azufre y el nitrógeno, dan origen a diversos trastornos de la salud humana, pueden repercutir en forma directa sobre los receptores celulares o alterar la naturaleza de los suelos y las aguas, y así causar enfermedades en forma indirecta


Empecemos por el azufre: "El dióxido de azufre es una sustancia muy soluble en agua, y por lo tanto su exposición irrita las mucosas de la nariz, la boca, la faringe y los bronquios en cuestión de minutos. Adicionalmente, también irrita las vías respiratorias, reduciendo a su vez la capacidad pulmonar y causando ronquera, respiración entrecortada y presión en el pecho. Los asmáticos son particularmente sensibles al azufre".


En cuanto a las partículas en suspensión, son liberadas por los procesos de combustión de combustibles fósiles: "Estos pueden perjudicar la función respiratoria, llevando hacia la morbilidad y mortalidad respiratoria pues irritan el tracto respiratorio, estrechan las vías de ventilación, exacerban el asma y la bronquitis, y aumentan las tasas de infecciones respiratorias -enumera el doctor Murray-. Existen evidencias en Estados Unidos de que el incremento en la tasa del síndrome de muerte súbita puede estar asociado con la exposición a las partículas en suspensión del aire".


Según este especialista, "El ozono perjudica el funcionamiento pulmonar, y los efectos ocurren principalmente durante una exposición al ozono mientras las personas realizan ejercicios físicos. Los estudios de campo sugieren que la irritación de los ojos, nariz, garganta, el malestar en el pecho, tos y dolores de cabeza pueden estar asociados con las altas concentraciones de ozono en el aire. Además, los niños asmáticos parecieran estar en mayor riesgo hacia la exposición al ozono".


Por último, los óxidos de nitrógeno. "Los gases de óxido de nitrógeno son tóxicos para los humanos y dan origen también a la formación de ozono troposférico que causa impactos en la salud y en la vegetación", explica el doctor Kevin Hicks, del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (Suecia).


"Los mayores impactos del dióxido de nitrógeno en la salud son los aumentos en la incidencia de las infecciones en la parte baja de las vías respiratorias en niños y en la disminución de la respuesta de las vías respiratorias en los asmáticos. La exposición repetida puede llevar a lesiones pulmonares".


Los óxidos de nitrógeno (principalmente el dióxido) son un buen ejemplo de cómo un contaminante presente primero en la atmósfera puede afectar cursos de agua y napas de agua potable subterráneas, impactando por diversas vías la salud humana.
"La deposición de nitrógeno puede acidificar los ecosistemas terrestres, y las crecientes concentraciones de nitrato en las fuentes de agua potable constituyen un problema para la salud humana -explica el doctor Hicks-. De alguna manera los nitratos pueden ser convertidos en el estómago por ciertos microorganismos a nitrito, que al ser absorbido en la sangre convierte la hemoglobina en metahemoglobina. La metahemoglobina no es efectiva en el transporte de oxígeno en la sangre y en casos de elevados valores agudos o crónicos puede conducir a la muerte en niños por el llamado síndrome del bebé azul".



- Monóxido de Carbono: Es un producto de la combustión de materiales fósiles como el petróleo y es común que se forme a partir de los vehículos en movimiento. En consecuencia, este producto se acumula en las zonas urbanas, cerca de las vías rápidas y de calles de gran movimiento y su concentración varía conforme aumenta o disminuye la circulación.
Este gas no parece afectar a las plantas, pero es muy tóxico para los seres humanos, ya que interfiere con el transporte de oxígeno en la sangre. Los efectos en la salud se hacen más graves conforme mayor sea la cantidad de monóxido de carbono en el aire y el tiempo de la exposición.


-Dióxido De Azufre (SO2): Es el derivado del azufre que más frecuentemente contamina el aire. Se produce por la combustión de carbono y petróleo que lo contienen.
La mayor parte proviene de las plantas generadoras de electricidad (carboeléctricas y termoeléctricas) y de otros procesos industriales que contribuyen a la presencia de sulfatos en la atmósfera, como la calcinación de los minerales de sulfuro, la refinación del petróleo, la producción de Óxido Sulfúrico y la de coque a partir del carbón.
Los óxidos de azufre se eliminan del aire mediante su conversión en ácido sulfúrico y sulfatos y de esta forma se depositan en forma de partículas sobre la tierra o en el mar, ya sea con la precipitación pluvial o sedimentándose, contaminando también el agua y el suelo
Los óxidos de azufre pueden inhibir el crecimiento de las plantas y ser letales para algunas de ellas cuando están expuestas a concentraciones moderadas durante largos periodos.
Los efectos tóxicos de los óxidos de azufre para el ser humano son: dificultad para respirar, debido al espasmo o contracción de los bronquios, irritación de la garganta, de los ojos y tos, en cantidades elevadas puede llegar a ser mortal. También se ha encontrado una relación entre la presencia de óxidos de azufre en la atmósfera y el aumento de muertes por enfermedades crónicas, cardiovasculares y respiratorias.


Los Óxidos de Nitrógeno (NO2) se forman mediante la reacción del oxígeno con el nitrógeno en el aire. Esta reacción ocurre a altas temperaturas durante el uso de combustibles fósiles. Algunas bacterias emiten grandes cantidades de óxido de nitrógeno hacia la atmósfera, por lo que es una fuente muy difícil de controlar.
La mayor parte de ellos, provienen de las plantas generadoras de energía eléctrica, en las que la alta temperatura de la combustión de los energéticos facilita su formación.
El dióxido de nitrógeno afecta los pulmones y es tóxico y algunos de los contaminantes que se forman a partir de ellos, son mortales para las plantas.


Los hidrocarburos son contaminantes primarios; su importancia radica en la gran cantidad de fuentes y el volumen de sus emisiones al aire. Se forman por la combustión de productos como la gasolina, el petróleo, el carbono y la madera y la mayor producción se debe a las actividades de la industria petrolera, así como a los vehículos de motor.
Algunos hidrocarburos son tóxicos para las plantas y animales a concentraciones relativamente altas y en el ser humano parece que provoca problemas en vías respiratorias.


Otros contaminantes muy importantes son elementos como el plomo, el cadmio y el fluor, de origen industrial y a los que se ha relacionado con afecciones cardiacas, hipertensión arterial, arterioesclerosis, cáncer broncopulmonar, anormalidades en los huesos y afección de los riñones.
Partículas suspendidas. Otros contaminantes del aire son partículas sólidas y líquidas suspendidas y dispersas. A ellas se debe el aspecto nebuloso y brumoso del aire contaminado.
Se producen junto con los contaminantes gaseosos del aire, debido a diferentes actividades, sobre todo la fabricación de hierro y acero, la producción de cemento, la extracción de rocas y minerales, el almacenamiento y la manipulación de granos y la elaboración de pulpa de papel.


Entre las partículas líquidas, más contaminantes se encuentran los aerosoles, que se manifiestan en forma de vapores, niebla o vahos que en grandes concentraciones pueden llegar a transformarse en un agente letal, como sucedió en Londres en 1940, 1950 y 1952, que se produjeron miles de muertes debido a la presencia de estas nieblas tóxicas.
Los aerosoles son verdaderas nebulizaciones y por su tamaño tan pequeño, penetran en los bronquios y los irritan. Las partículas mayores son detenidas por la mucosa nasal y la laringe causando gran irritación.


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